Hoy celebramos la fiesta de San Juan Pablo ll. Karol Józef Wojtyła nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, Polonia. Fue el menor de tres hijos. Su hermana mayor murió antes de que él naciera y su madre murió dando a luz cuando él tenía 8 años. Su hermano, que era doctor, también murió lo cuál le afectó mucho.
En 1938, él y su padre salieron de Wadowice y se movieron a Cracovia. Ahí, él ingresó a la Universidad Jagellónica de Cracovia donde estudió idiomas. Aprendió 12 idiomas, 9 de los cuales usó durante su pontificado.
Cuando tenía 20 años, murió su padre de un infarto. Fue entonces cuando empezó a considerar el sacerdocio ya que también las fuerzas alemanas cerraron la universidad. Entonces ingresó a un seminario clandestino en Cracovia. Fue ordenado sacerdote en 1946 y de ahí fue enviado a Roma a estudiar su doctorado en Teología.
Después en Polonia en 1948, ejerció su primer ministerio pastoral como vicario coadjutor de la parroquia de Niegowić, en los alrededores de Cracovia, durante trece meses. El 4 de julio de 1958, el papa Pío XII lo consagró obispo auxiliar de la arquidiócesis de Cracovia.
Asistió a las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II. Realizó una importante contribución a la elaboración de la constitución Gaudium et spes. En 1964 fue nombrado arzobispo de Cracovia y tres años más tarde fue nombrado cardenal.
El 16 de octubre de 1978, fue elegido como papa. Adoptó el nombre de Juan Pablo II y se convirtió, con 58 años, en el papa más joven del siglo XX y en el primero que no era italiano en casi 500 años.
Juan Pablo II se propuso el gran objetivo de posicionar a la Iglesia como faro y guía del mundo contemporáneo: Nueva evangelización, ecumenismo, compromiso ético y social, lucha por la paz y rigor doctrinal.
Fue uno de los líderes que más viajó en la historia. Visitó 129 países durante su pontificado. Como parte de su énfasis en el llamado universal a la santidad, beatificó a 1,340 personas y canonizó a 483 santos.
“Ahora más que nunca es urgente que seáis los “centinelas de la mañana”, los vigías que anuncian la luz del alba y la nueva primavera del Evangelio, de la que ya se ven los brotes. La humanidad tiene necesidad imperiosa del testimonio de jóvenes libres y valientes, que se atrevan a caminar contra corriente y a proclamar con fuerza y entusiasmo la propia fe en Dios, Señor y Salvador.”
San Juan Pablo ll ruega por nosotros.