Hoy celebramos a San Eduardo el Confesor, patrono de los matrimonios difíciles y cónyuges separados. Nació en 1003 en Inglaterra, hijo de Eteredo y de Ema, hija del Duque Ricardo de Normandía. A los 10 años, fue enviado a Normandía cuando el Rey danés Canuto invadió Inglaterra.
Cuando Canuto murió en 1042, Eduardo fue nombrado Rey de Inglaterra. Fue un rey justo, piadoso, y amable. Abolió los impuestos injustos y luchó por la paz teniendo siempre en cuenta sus valores cristianos.
A pesar de haber hecho una promesa de celibato, aceptó casarse con Edith por el bien de su reino, pero vivieron como hermano y hermana para alcanzar la santidad.
Desde pequeño había hecho un voto de ir en peregrinación a Roma si algún día podía regresar a su tierra natal. Pero el Papa lo dispensó ya que había decidido no cumplir su voto para poder donar todo el dinero que había ahorrado para el viaje a los pobres. Una parte del dinero también lo utilizo para reconstruir el monasterio de Londres en honor a San Pedro.
También es llamado “Eduardo el Confesor” porque fue reconocido por ser confesor de la fe, y en la tradición cristiana y vivió una vida santa. Fue canonizado por el papa Alejandro III en el año 1161 y es celebrado en la iglesia católica de Inglaterra y Gales.
San Eduardo ruega por nosotros.