El temas de la reconciliación, a veces, es difícil de comprender. Muchos nos hemos hecho la pregunta: Si Dios es el que perdona pecados, ¿por qué tengo que confesarme con un sacerdote o confesarme con un hombre?
La respuesta es fácil, es porque así lo quiere Dios. Nos puede quedar muy claro al estudiar lo que nos dice la sagrada escritura.
Jesús después de resucitar, se les aparece a los apóstoles y en sus propias palabras él les da la autoridad para perdonar pecados. Veamos la siguiente lectura:
Juan 20:21-23
21″Jesús les volvió a decir: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, así los envío yo también.» 22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo: 23 a quienes descarguen de sus pecados, serán liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.»”
Si no vemos este pasaje a profundidad es fácil de perder el contenido y no ver exactamente lo que Jesús les decía a sus apóstoles y que es lo que nos sigue diciendo a nosotros hoy. Veamos cada cita bien:
Versiculo 21
“Jesús les volvió a decir: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, así los envío yo también.»
Aquí analizamos “Como el Padre me envió a mí, así los envío yo también”, ¿cómo fue que Dios padre envió a Jesús? Con Autoridad! ¿Con cual autoridad? Con la autoridad de perdonar pecados. Vemos en otros pasajes de la biblia que la gente se quedaba sorprendida cuando Jesús perdonaba pecados, porque nunca habían visto a alguien con ese tipo de autoridad de decir tus pecados son perdonados. Es esa misma autoridad con la cual manda a sus apóstoles al mundo.
Versiculo 22
Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo:
Les da la autoridad y los envía, pero si no antes de darles el poder para lograr perdonar los pecados de los hombres. Porque en si, no son ellos quienes van perdonar los pecados, sino más bien es Dios quien estará trabajando en ellos por medio del Espíritu.
Versiculo 23
a quienes descarguen de sus pecados, serán liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.»”
Vemos entonces, después de darles la autoridad y después de darles el poder les dice claramente, que a quienes perdonen serán perdonados y a quienes no perdonen no serán perdonados.
Con el poder del Espíritu Santo y la autoridad que Cristo les da a los apóstoles vemos como él establece cómo es que Dios quiere perdonar pecados. Los apóstoles no podían leer mentes, la gente tenía que venir y confesar sus pecados para poder ser perdonados. Los discípulos luego pasaron esa autoridad a sus sucesores por medio del Espíritu Santo, y así se les ha transmitido a cada obispo y a cada sacerdote desde los principios de nuestra madre iglesia hasta hoy.